En el Evangelio de San Maros 9: 14-29 se nos narra otra de las situaciones donde el poder de Jesús es puesto en duda. Para detalles, sacude el polvo de la Biblia que tienes en tu casa y léelo. Pero Cristo nos recuerda que todo es posible para el que cree.
Creer o no… la pregunta más bien debe ser ¿Cómo y para que o en que creemos? Nos pasamos buscando pruebas para disque creer o aumentar nuestra fe, cuando nuestra fe o lo que creemos crece en la confianza que pongamos en nuestro Dios. Creemos que Él tiene que darnos prueba de su existencia para creer, pero… ¿en realidad las necesitamos? Yo pienso que Él nos da prueba de su existencia, de su amor en cada momento, a cada segundo. Entonces… ¿Por qué no creemos? ¿Por qué nos comportamos como si dios no existiera?
Hemos hecho de nuestra vida espiritual una rutina que le tenemos que cumplir, en fin nos hemos convertido en Cristianos de Cumplimiento (cumplo y miento). ¡Vamos, Animo! Que no hay razón para estar triste cuando aceptamos lo que creemos y creemos lo que aceptamos. No temas a la desilusión, pues en Dios no la hay. Hemos puesto nuestra confianza en tantas cosas vanas que al final nos dejan heridos y desilusionados, pero Dios no es así. Como Padre amoroso Él quiere lo mejor para sus hijos y que seamos felices. Somos nosotros los que envueltos en este valle de lágrimas no buscamos ni aceptamos su amor y felicidad.
Ya lo dijo Willie Colón y Chico Buarque:
Yo creo en muchas cosas que no he visto, y ustedes también, lo sé.
No se puede negar la existencia de algo palpado por más etéreo que sea.
No hace falta exhibir una prueba de decencia de aquello que es tan verdadero.
El único gesto es creer o no.
Algunas veces hasta creer llorando.
Se trata de un tema incompleto porque le falta respuesta; respuesta que alguno de ustedes, quizás, le pueda dar.
Es un tema en tecnicolor para hacer algo útil del amor.
Para todos nosotros, amén.
Sigamos orando el uno por el otro
P. Héctor