Ayer celebramos en nuestra parroquia una actividad con el Sr. Obispo, donde se hace una renovación masiva de votos matrimoniales. En realidad fue una cosa impresionante. Ver como alrededor de 500 parejas celebraban su s 50, 30, 25,10… hasta sus tres semanas de casados.
Digo esto porque parece que hay una enfermedad rondando nuestro pueblo y se llama la gamo fobia. Una enfermedad que está afectando a 9 de cada 10 parejas de novios que llevan más de un año de noviazgo y tienen más de una hijo. Se han dado casos donde llevan hasta 30 años de casados y tienen más de 5 hijos. No sé qué pasa pero esta fobia al matrimonio es parte del mal social que estamos viviendo, para que casarnos si estamos muy bien así… ustedes no tienen idea de cómo esta frase tan estúpida e idiota se está convirtiendo en el lema de las parejas de este siglo.
El matrimonio es un sacramento en el cual Cristo se hace presente en la vida de una pareja y por ende en su familia. Alguno me dirá… “padre, pero yo no necesito de un papel para que Cristo esté presente en nuestra unión” ERRORRRRRRR. Cristo es el “Crazy Glue” que mantiene unida a la pareja; y si me dices que me equivoco que lo que las mantiene unidas es el amor, entonces ¿cómo me explicas el sacrificio de Cristo en la cruz? Si eso no es amor, entrega y sacrificio… entonces ¿Qué? ¿No son esas las características del matrimonio.
Amor por tu pareja, entrega total y absoluta y sacrificarte dando tu vida a otra persona para que los dos sean uno. Pero esta cultura egocéntrica, en la que solo sabemos conjugar el verbo “YO” no entiende nada de esto.
¿A que le tememos? ¿Al compromiso? Si hubieses estado aquí ayer, hubieses entendido que el matrimonio es algo más que un papel, que es la máxima expresión de amor en una pareja que decide unir sus vidas hasta que la muerte los separe bajo la sombra de Dios que es todo amor y que derrama ese amor sobre sus hijos gratuitamente.
No lo piense más, arriésgate, es mucho lo que pierdes viviendo en esa relación de unión libre. Lee el capítulo de las bodas de Caná, verás que Jesús proveerá en lo momentos de más necesidad y si no te responde rápido, ahí está su madre que nos dará un empujoncito recordándonos que hay que hacer lo que Él nos diga.
Sigamos orando el uno por el otro
P. Héctor
