Cuenta el evangelio de San Marcos 4: 35-41 la aventura, por que cuando leemos las Sagradas Escrituras nos embarcamos en la mas grande aventura, el suceso de la tormenta en el lago mientras Cristo dormía en la parte posterior de la barca.
Reflexionando sobre este tema me gustaría compartir contigo lo que pienso de este pasaje. La barca es nuestra vida, o mejor dicho somos nosotros, individuos, personas, seres humanos. La tormetnta son las cosas que nos afectan en nuestra vida. El detalle es que hasta que los discípulos no despertaron a Cristo, no se hiso nada. En otra palabras mientras en nuestra vida tratamos de resolver nuestros problemas por nosotros mismos, sin confiar en el Poder de Cristo, no vamos para ningún lado.
Hay que invitar a Cristo a que salga de la popa del barco y se mude a la proa, de frente, dirigiendo nuestra nave. Cristo esta siempre detrás de nosotros, presto a rescatarnos y asistirnos, pero nosotros tratamos de hacerlo todo ignorando que el está ahí.
No permitas que tu barca se agite en medio de la tormenta, permite a Cristo tomar posesión y déjate guiar por su luz. Entrégale todos tus tormentos y permítele obrar.
Sigamos orando el uno por el otro
El Cura
