A veces pienso que mi capacidad intelectual se ha visto reducida al mínimo por las cosas que veo a diario. No puedo comprender donde fue que se perdió todo… el respeto a Dios y a lo sagrado… cosas tan pequeñas como llegar a tiempo a misa o no hablar en el templo… ¿Qué nos pasa?
Vivimos en un mundo de tanta bulla, revolú y ruido que ya no podemos aquietar nuestros sentidos y escuchar la voz de Dios en nuestras almas. No estamos abiertos a la verdad ni al plan de salvación. Nos hemos convertidos en cuerpos vacíos que buscamos constantemente de Dios, entre comillas, pero Dios no nos llena. Queremos una religión acomodada a lo que yo quiera y pensamos que el sacrificio de Cristo en la cruz es un artefacto bonito para adornar la sala o el comedor y no un hecho que demuestra la entrega máxima por amor.
Pero, yo no entiendo… yo estoy mal porque pienso que el primer mandamiento es importante, tal vez por ser el primero o por que Jesús en el evangelio no lo incluyó como parte del resumen (amaras a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo)
Esta es la última semana de adviento, ¿has pensado que puede ser u ultimo adviento? ¿Cómo lo has vivido hasta hoy? ¿ya estas parrandeando celebrando la navidad, que no ha llegado a tu corazón todavía?
No entiendo… Le pido a Dios que me explique cuál es el mambo con esta humanidad dividida que no ha podido reconciliar el amor que Él nos da con nuestra humanidad. Y mientras tanto el tiempo pasa y no sabemos ni el día, ni la hora… Dios nos coja confesaos
¡Maranatha… ven Señor Jesús!
Sigamos orando el uno por el otro
P. Héctor
publicada originalmente el 20 de diciembre del 2010