En estos días un matrimonio cumplió 50 años de casados. Vi unas fotos donde se expresaban su amor con besos y abrazos frente a sus seres queridos. Yo como soy medio entrometió y averiguao, vi las fotos. Las imágenes que vi son tan lindas que hoy tengo que escribir sobre ellas.
Dos personas hace 50 años decidieron unir sus destinos, sus vidas y embarcarse en una gran aventura teniendo a Dios como su centro y como combustible amor (de ese que dice Willie Colón… amor verdadero) sin conocerlos me atrevo a decir que hace 50 años ellos no tenían ni idea en lo que se estaban metiendo, pero pusieron su confianza en Dios y comenzaron su viaje. Sus vidas cambiaron y desde el primer momento entendieron que para poder cumplir con la encomienda que Dios les había dado, tenían que dejar de ser dos para convertirse en uno. De ese unos saldrían los hijos que tanta alegría han dado al hogar y que sería su responsabilidad educarlos no solo para una vida profesional y para que fueran individuos buenos, pero también en la piedad y el amor a Dios. Y al final cuando los hijos se marchan del nido… les queda su amor para reconfortarse y la satisfacción del buen trabajo que hicieron, teniendo como eje la sagrada familia de Nazaret.
Durante estos cincuenta años esta pareja ha tenido sus altas y sus bajas, pero en el tiempo de las bajas se refugiaban en ese Amor tan grande que se juraron hace 50 años. Hoy, y viendo las fotos que mis conocidos me dejaron ver, veo el brillo de los ojos en ambos, que sin mediar palabras dicen te amo, que expresan esa gratitud a Dios por que los puso en ese lugar preciso para que se conocieran y para que se prometieran amor frente al altar del Señor.
Da gusto ver con la ternura y pureza que se abrazan y se besan, sabiendo que son y serán el uno para el otro. ¡Que edificante! Me gustaría preguntarles ¿Cuál es la receta? ¿Será el decirse uno al otro, no solo con palabras, te amo? Solo puedo contestar que cuando vi estas fotos y supe que eran 50 me vino a la mente el siguiente poema de Santa Teres de Ávila:
Aquellas palabras (Santa Teres de Ávila)
Ya toda me entregué y di
y de tal suerte he trocado,
que es mi amado para mí,
y yo soy para mi amado.
Cuando el dulce cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída.
Y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado
que es mi amado para mí,
y yo soy para mi amado.
Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedo hecha
una con su Criador,
ya no quiero otro amor
pues a mi Dios me he entregado,
y mi amado es para mi,
y yo soy para mi amado.
Esposos y esposas, no pierdan el tiempo en banalidades, recuerden lo que los unió y quien los unió y por cuanto tiempo los unió.
Sigamos orando el uno por el otro
P. Héctor
Foto publicada en http://isleofman.isle-news.com/archives/for-better-for-worse-for-richer-for-poorer/6162/married-couple/
Publicado originalmente en Febrero 24 del 2011
Amen ! Q bello.
hay una cancion Colombiana, aquellas dela vieja epoca, pero que ilustra el el camino de la vida, la ninez, el primer amor, los hijos la prolongacion de nuestra mision material y espiritual y la soledad cuando ellos parten.
EL CAMINO DE LA VIDA
De prisa como el viento van pasando
los días y las noches de la infancia
un ángel nos depara sus cuidados
mientras sus manos tejen las distancias.
Después llegan los años juveniles
los juegos, los amigos, el colegio
el alma ya define sus perfiles
y empieza el corazón de pronto a cultivar un sueño
Y brotan como un manantial, las mieles del primer amor,
el alma ya quiere volar y vuela tras una ilusión
y aprendemos que el dolor y la alegría
son la esencia permanente de la vida.
Y luego cuando somos dos, en busca de un mismo ideal
formamos un nido de amor, refugio que se llama hogar
y empezamos otra etapa del camino
Un hombre, una mujer, unidos por la fe, y la esperanza.
Los frutos de la unión que Dios bendijo
alegran el hogar con su presencia
a quien se quiere más sino a los hijos
son la prolongación de la existencia
Después cuantos esfuerzos y desvelos
para que no les falte nunca nada.
Para que cuando crezcan lleguen lejos
y puedan alcanzar esa felicidad, tan anhelada.
Y luego cuando ellos se van, algunos sin decir adiós
el frío de la soledad, golpea nuestro corazón
es por eso, amor mío, que te pido
por una y otra vez, si llego a la vejez, que estés conmigo.