En estos días he estado atendiendo muchas parejas que me dicen que en este momento de sus vidas en la relación que tienen con su cónyuge “el amor se a terminado”. Honestamente no comprendo. Entiendo que hay situaciones en la vida conyugal que llevan a la pareja a terminar la relación de convivencia conyugal, recurriendo a la separación legal o divorcio. Que conste no estoy defendiendo el divorcio, pero veo que cada día son mas las personas que recurren a la solución del mundo en vez de recurrir a la solución divina.
El sacramento del matrimonio da una fuerza especial a la pareja y muchas de ellas se han olvidado de esto. Hay casos donde la violencia y el maltrato están envueltos, la infidelidad, falta de comunicación, etc. Que hacen la vida conyugal más difícil. Si ustedes me preguntan a mí… el problema principal es la falta de Dios en nuestros hogares. Las prioridades han sido desviadas al egoísmo y a la posibilidad de proveer todo lo necesario para la vida de la familia, todo menos el amor porque lo damos por sentado. Después cuando todas las cosas están llenando nuestra vida decimos que no sabemos que paso y buscamos nuevas emociones en otros lados, pues es a lo que nos acostumbramos.
Es una realidad no hay amor, no lo hubo y nunca a existido si usamos la excusa de que el amor se terminó. Antes de ir al altar hay que entender las promesas matrimoniales que se están haciendo las parejas y deben entender que están haciendo una entrega por amor, y que este amor siempre esta ahí, pero hay que cultivarlo.
Y para cultivarlo necesitan de la tercera persona en el matrimonio, Cristo. Necesitan participar de la eucaristía, de la oración conyugal, de la vida en pareja que Dios les ha llamado.
Queremos mejores matrimonios… recurramos en pareja a la eucaristía y recuerden lo emocionante y hermoso que fue ese dia en que sus corazones rebosaban de amor y de Cristo, que by the way , nunca ha dejado su matrimonio y ha estado presente, pero ignorado en la relación.
Sigamos orando el uno por el otro
padre Héctor