¿Quién de nosotros recuerda esta frase? Los que crecimos con los personajes de Chespirito saben de qué estoy hablando. El Chapulín colorado era un súper héroe singular, pue nadie “contaba con su astucia” un súper héroe, súper simple y lleno de ocurrencias que nos hacían reír y al final el bien siempre triunfaba.
Aunque les sea difícil creer, hoy mientras preparaba la homilía tuve bien presente a este personaje. Te preguntaras ¿Por qué?… Sencillo. Jesús hoy envía a los 12 a proclamar el Evangelio pero que no entraran a dos ciudades. En otras palabras, antes de ir a otras áreas tienen que crecer y fortalecerse y unirse como comunidad. Esto lo lograran si comienzan por casa y no en la calle, haz escuchad=o ese dicho “luz de la calle y obscuridad del hogar” … pues por aquí van los tiros.
Nosotros nos preocupamos mucho por ayudar a otras personas sin antes mirar a nuestro entorno y ver qué podemos hacer para fortalecer nuestra comunidad, nuestra Iglesia para así poder ir a dar ayuda a los demás con la fuerza de un equipo, no sol, si no con el apoyo de mi comunidad.
¿Cuántas personas has dejado de ver en Misa? ¿les has procurado? Cuantas personas a lo mejor no tienen quien los lleve a misa y viven en nuestro mismo barrio, tal vez en la misma calle… Cuantas personas se sienten solas pues no tienen familia cerca y desearían tener una buena platica con alguien. ¿cuándo fue la última vez que tocaste la puerta de un vecino solo para saludar y ver como esta? No hay que hacer una visita larga es simple y sencillamente dejar saber que estás ahí.
Como el Chapulín Colorado… siempre listo a dar la mano a quien lo necesite cuando le llaman. Nosotros no debemos esperar a que nos llamen, salgamos a ver a nuestro vecino, a nuestro hermano, al que necesita… déjale saber que la Iglesia está presente, que Cristo está presente… que no está solo, que el amor de Dios se le está manifestando.
¿Quieres cambiar el Mundo? Empieza por tu entorno y veras que el mundo será un lugar mejor
sigamos orando el uno por el otro
en los brazos de María
El padre