Querido padre:
Hoy te ha tocado el turno a ti. Se que te has preguntado muchas veces el por que no te había escrito antes. Muchas cartas publique en el Bulletin Board del Colegio Ponceño con los consabidos inmortales, y se, de Buena tinta, que te las disfrutabas todas; inclusive he visto que has publicado una que otra en tu “Bololog” (que nombre mas interesante). Pero hoy te toca el turno a ti.
¿Te preguntas por que te escribe hoy? Fácil… cumples 50 años y esto es un motive que no puede pasar desapercibido. Se que me has admirado desde el 1979 cuando, por la Gracia del Espíritu Santo, me eligieron a la silla del Obispo de Roma. Que te cautivo la sonrisa con la que siempre salí en la televisión o en fotos; aunque para aquel entonces ni sabias que ibas a terminar siendo un cura como yo.
En tu primera homilía de Diacono citaste una analogía que use en la carta a Mark Twain y que esto sorprendió a muchas personas… ¿quien se acuerda de un Papa que duró 33 días? Pero lo hiciste. Hoy quisiera darte nos consejos como regalo de tus 50 años.
- Se solidario. Recuerda que somos una sola barca llena de personas muy cercanas en el espacio y las costumbres, pero en un mar muy revuelto. Si no queremos terminar en graves desastres, la regla es esta: Todos para uno y uno para todos; insistir en lo que une, y dejar de un lado lo que nos separa.
- Confianza en Dios. Es tan importante poner toda nuestra confianza en Dios. ¿te recuerdas de como lo Reyes Magos se dejaron guiar por la Estrella? Déjate guiar y piensa como dios ilumina el mundo para que no solo tu le encuentres a El, sino que también guíes tu las almas que se te han dado.
- Recuerda que somos hijos de la esperanza, el estupor de Dios.
- Ten Fe. La fe es una excelente guía, una querida y sabia viejecita que nos invita a poner el pie en el camino y seguir andando.
- Se Prudente. Ser de los “grandes” es también un don de Dios que no debe subiré a la cabeza, sino mas bien impulsar la modestia y la virtud… Noblesse Oblige!
- Recuerda que nada podrá sepárate del amor de Dios
- No caigas en la monotonía. Mantén tu Sacerdocio como el día de tu primera misa, mantén el olor del Santo Crisma en tus manos y vive tu sacerdocio como el primer día.
Por ultimo, mi muy querido padrecito… recuerda siempre sonreír… demuéstrale a la gente que Dios los ama por medio de tu sonrisa. Que tu alegría sea el mejor testimonio de tu vocación y que la gente pueda ver cuanto amas a Dios por la alegría de tu ministerio.
Me despido de ti sin despedirme de ti… pues se que me guardas un gran aprecio, y que nunca me conociste en vida… pero sabes que algún día nos sentaremos a platicar sobre mis cartas en la Gloria del Padre.
Mi bendición
Albino Luciani
Noviembre 2015