Cuando invitaron a María y a Jesús, pues donde va la mamá el nene siempre esta presente, a la boda en Caná de Galilea, jamás pensaron el evento tan grande que pasaría allí. En una boda clásica para aquellos tiempos y en esa cultura el vino era importante para la fiesta, pues esto era señal de abundancia y alegría. Pero, hoy en día diríamos que la lista de cacheteros y borrachones era muy grande… y se acabo el vino. Que desgracia para los novios… María, madre al fin, se preocupo por esta situación y sabiendo el papelón que harían los novios le pide a Jesús, mejor dicho le dice a Jesús que no tienen vino. Fíjense que no le pide que les de vino, le dice que no tienen vino… la instrucción es precisa y corta pero efectiva. Jesús, básicamente le contesta que ese mambo no le toca a el. María le dice unos servidores que hagan lo que el les diga.
Como nosotros sabemos María dio un si genuino y confió en la promesa de Dios el día que el Ángel Gabriel se le apareció y le anuncio que seria la madre del salvador. Hoy, aun sabiendo que su hijo le ha dado una contestación ambigua, como esas que le damos nosotros a veces nuestros padres, ella sabe que El tiene el poder para sacar del atolladero a estos novios y simplemente da una instrucción “haced lo que El les diga”.
Nuevamente nuestra madre confía en la providencia de Dios y de cómo esta se manifiesta a través de su hijo. Aun sabiendo que en ese no me compete que Cristo le ha manifestado hay una advertencia para ella. Seria el primer acto publico, la gente comenzaría a hablar del poder de este muchacho, o sea… Mami… si hago esto me vas a perder como hijo, pues comienza mi vida publica y sabes como va a terminar esta historia… ¿estas segura?
María nos invita a no tener miedo, a hacer lo que Jesús nos indique. El es el único que nos lleva al Padre, el camino, la verdad y la vida. Nuestra madre nos da las instrucciones para poder caminar por el camino de santidad, ella lo hizo. Ella acepto la voluntad del Padre y comprendió que haciendo la voluntad del Padre el camino no seria fácil, que comenzaría su calvario, pero que la recompensa en la vida eterna seria maravillosa.
Palabras sencillas, haced lo que el les diga, pero cargadas de una sabiduría inmensa.
¿qué vas a hacer?
Sigamos orando el uno por el otro
En los brazos de María
p. Héctor