Hoy me paso algo muy curioso. De camino al Santuario Nacional de Santa María Reina del Universo aquí en Orlando, una camioneta me paso por el lado del chofer y disminuyo su velocidad. El pasajero en el asiento del frente muy efusivamente hacia señales saludando y cuando bajo el cristal para responderles me gritó “¡Vaya Marta Cruzacalles!” con una alegría, que se reflejo en su rostro de una forma muy especial. Yo respondí el saludo, sorprendido, y les di mi bendición. By the way dijo la cow… iba vestido de cura, camisa negra y cuello clerical.
Ustedes se preguntarán por que comparto esto con ustedes. Les explico algo, para aquellos que no conocen bien al Cura. En los 80 hubo una emisora de Radio en el pueblo de Mayagüez que se llamaba Cosmos 94. En el programa de la mañana yo colaboraba con varios personajes y una de las creaciones se llamaba Marta Cruzacalles, que era una Sra. Que dabas consejos de belleza y otras cosas mas… claro esta sus consejos no eran los mejores para la belleza… pero tenia sus seguidores. Hubo otros personajes que hacían sus apariciones en este programa durante el 83 al 87. Mucho tengo que agradecer a Frankie Jay, Red Shadow, Billy Fourquet, Pepe Garcia, Robert Mercado, Carlos Magoo, Krystal, Gilbert “El Tuque Man”, Dr. Love y al maestro el Ingeniero Felix Bonett por haberme dado la oportunidad de haber colaborado con ellos y de aprender de los mejores sobre una de las cosas que mas me ha apasionado en mi vida.
Pero lo que me sucedió en la mañana me sirve para hacer una reflexión sobre lo que somos y lo que éramos. Hoy soy sacerdote de la Iglesia Católica Apostólica Romana y estoy muy feliz de lo que hago. Todas mis experiencias antes de ser ordenado vienen conmigo como parte de la persona a quien Dios llamo y escogió para este ministerio tan hermoso. Dios no se fijo en mis imperfecciones o en lo que había hecho en mi vida anterior… se fijo en el potencial que todas esas experiencias podían traer al pueblo de Dios cuando estas se ponen al servicio ministerial.
Dios nos llama por lo que somos y nos pide que le digamos si. Siempre es bueno recordar de donde venimos, pues así servimos mejor a su pueblo. Cada experiencia vivida me sirve para aconsejar mejor a las ovejas encomendadas a mi cuidado pastoral.
Somos humanos como nuestros feligreses, nos enfermamos, lloramos con nuestros feligreses y nos alegramos con sus alegrías y sobre todo oramos con ellos y por ellos. Pienso que hoy esta persona, la cual no reconocí y le pido disculpas por ello, le trajo un recuerdo muy bonito a mi día, me ayudo a recordar que no importa lo que fui … sino lo que soy. Y si me preguntan quien soy… respondería con mucho orgullo un sacerdote para la eternidad, un hombre escogido por Dios para vivir a imagen de su Hijo Jesús. Un ser humano que no es perfecto pero que lucha, al igual que todo su rebaño… es mas lucha junto a su rebaño, camina junto a su rebaño por el camino difícil de la santidad.
El padre